E3 2018: Combate la conformidad en el trastornado mundo de We Happy Few
Uno de los nuevos miembros de la familia de desarrolladores de Microsoft, Compulsion Games ha estado trabajando desde hace algún tiempo en la distópica aventura de acción We Happy Few. Lo que comenzó como un rogue-like procedimental se ha convertido en una experiencia impulsada por una historia y, considerando su fascinante trasfondo, los divertidos diálogos y los amenazantes enemigos, fue una decisión sabia. Apártalo ya (Argentina, Chile, Colombia y México).
Recientemente jugamos un demo de 45 minutos de este título reinventado y estamos sumamente emocionados con su potencial y encantados con su obra, aunque un poco intimidados con sus perturbadores personajes.
Ambientado en una versión alternativa de Inglaterra en 1960, We Happy Few narra las historias entrelazados de tres ciudadanos rebeldes que tratan de escapar de la ciudad de Wellington Wells. Una droga llamada Joy se ha impuesto entre la población, convirtiendo a los campesinos en ansiosas ovejas aplastadas por un régimen autoritario.
Jugamos como el experiodista Arthur Hastings, quien despertó de una resaca de Joy perdido en los túneles de mantenimiento de Wellington. Después de escapar, salimos al colorido y aparentemente tranquilo distrito de Barrow Holm. Salpicado de casas abandonadas, Barrow Holm es un área totalmente explorable de mundo abierto, invadida por una atmósfera de desolación y tristeza.
Localizamos un mapa en la parte superior de una torre de vigilancia, el cual nos dirigió a un tesoro enterrado a pocos metros de distancia. Escogimos flores que más tarde convertimos en artículos útiles y deambulamos entre lo que quedaba de los antiguos habitantes del distrito. Había una fiesta de té de animales de peluche en medio de un campo, digna de una horrible pesadilla. Los juguetes de los niños están por todos lados, sucios y desgarrados. A pesar de los colores alegres, algo muy, muy malo sucedió aquí. Mientras íbamos recogiendo pedazos de la historia por aquí y por allá, nos topamos con un residente que nos ofreció una salida de Barrow Holm a cambio de algunos artículos necesarios para abrir una puerta.
Aquí, el demo dio un gran giro, ya que tuvimos que infiltrarnos en un campamento custodiado por una pandilla local. We Happy Few no rehúye de la acción; después de ingresar furtivamente al campamento, nos atraparon con las manos en la masa y nos metieron en un ridículo e improvisado foso de lucha donde nos enteramos de los pormenores del combate cuerpo a cuerpo de We Happy Few. Sujetamos un palo grande y luchamos mano a mano contra un tipo asustado llamado Danny Dafoe. Danny resultó ser un ex compañero de trabajo con gran resentimiento hacia nosotros porque nos burlábamos de su pésima escritura; dadas las opciones de un mazo no letal o un palo puntiagudo decididamente mortal, decidimos elegir el mazo. Danny tal vez era un cretino en el trabajo, pero no merecía morir.
¿O tal vez sí? Depende del jugador tomar este tipo de decisiones en We Happy Few, y a medida que avances, cada decisión tendrá consecuencias. Sin embargo, esta vez no fuimos tan amables con los guardias que quedaban, pues usamos una combinación de sigilo y batallas directas para deshacernos de los malos, robar los objetos necesarios y volver a la puerta.
Nuestra siguiente parada fue una aldea en ruinas invadida por agresivos lugareños (llamados coloquialmente los “desechados”) adictos de Joy. Hambrientos y vestidos con andrajos, a los desechados no les gustó nuestra “lujosa” apariencia. No fue sino hasta que encontramos algunos ingredientes clave y pudimos ensuciarnos adecuadamente que logramos adaptarnos, aunque, antes, accidentalmente (y opcionalmente) descontamos a unos cuantos desechados que vigilaban el cofre del tesoro.
Finalmente, abrimos la puerta y nos dirigimos hacia la estación de tren, aunque para llegar allí tuvimos que aplicar una combinación de sigilo inteligente y una que otra huida estratégica. Enfrentar a varios enemigos a la vez no es una buena idea en We Happy Few, especialmente cuando tienen palos de golf y tú sólo tienes un paraguas (uno realmente puntiagudo, por otro lado). Pero luchamos hasta entrar en la estación de tren.
Mientras forcejeábamos con más guardias, nos llegaron varios recuerdos sobre nuestro hermano perdido, Percy, y lamentamos la decisión de dejarlo en las garras de las autoridades para salvar nuestro pellejo. También nos encontramos con el hosco Ollie, quien se instaló en la estación de tren y la defiende de los desechados. Cuando finalmente logramos alcanzarlo, nos dimos cuenta de que Ollie es un antiguo vecino que podría ser nuestra única salida de esta trastornada ciudad.
Todavía tenemos un millón de preguntas sobre We Happy Few. ¿Cómo era la vida antes de la ocupación? ¿Qué desató la violencia? ¿En qué momento se convirtió el mundo en esto? El demo muestra un poco sobre la vida antes de la guerra, pero con dos personajes jugables más y alrededor de 20 horas de historia por delante, sin duda alguna tendremos mucho más que descubrir sobre esta extraña y excelente historia una vez que el juego llegue a Xbox One el 18 de agosto. Apártalo ya (Argentina, Chile, Colombia y México).